martes, 2 de marzo de 2010

Escritos sobre la almohada

Mente intranquila,
Piernas que no paran de moverse.
Melancolía, nostalgia hacia una nada,
la luz que se enciende y se apaga,
de una lámpara desnuda.
Luz fría y muda que, lejos de acompañarme
ilumina y retrata mi insomnio.

Es de la mente, mas no del cuerpo,
que aunque me pesen los ojos,
aunque me duelan los brazos,
y aunque me arda la piel,
contrae mis falanges y dibuja el papel.

El sueño me gana, mas no quiero dormirme.
Tengo hambre, pero no quiero comer.
Tengo sed, y ya no quiero beber.
Insípido me sabría cualquier bocado.
Amarga sentiría el agua al deslizarla por mi lengua.
Incómoda me resulta la almohada.

Entonces, ¿se puede saber qué quiero?
¿Se puede saber por qué extiendo tanto esto,
para penoso aburrimiento de quien lo leyera,
por qué escribo por escribir?

¡¿Por qué intento creer que el agua sabe mal,
que la comida no tiene sabor,
que la almohada se hunde?!
¡¿Por qué mierda acaso retrato el insomnio haciendo de cuenta que lo padezco, e imagino tener el organismo disconforme, sólo para no dormirme temprano?!

¡Aberrante excusa para confesar con alguien mis penas!
¡Ridícula oportunidad para calar mis pensamientos en este mísero trozo de papel!
¡Asquerosa pérdida de tiempo para un lector que ya no podría diferenciar esto de una prosa!

Entonces, ¿qué buscás, mente, que ya tanto me hacés perder el tiempo a mi, para querer hacerle perder el tiempo a otros?
¡Si esta porquería ya no tiene sentido!
Es más, ¡nunca lo tuvo!
Egoísta, bufona que intenta llamar la atención del resto.
¡Eso es lo que sos y lo que siempre fuiste!
Siempre utilizaste artilugios para ganarte al resto,
¡haciéndote la víctima y manipulando, como no podría ser otra cosa!
Si tu intención inicial era hacer un poema dedicado a alguien en particular, ¡todo rastro de esa intención se esfumó, si alguna vez la tuviste realmente!
¡Así que apagá la puta luz y dejate de joder, que mañana se te pasa!

Pero no, seguiré escribiendo.

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